
Tras la misteriosa desaparición de uno de sus participantes, la batalla destinada a nombrar un sucesor de Dios se ve brutalmente interrumpida, dejando tras de sí un rastro de destrucción y sacudiendo al mundo. Doce años más tarde, mientras los ex concursantes de la competencia divina luchan por encajar en la sociedad después de que se convirtieron en seres semipermanentes (seres incapaces de envejecer), Lall se niega a dejar ir a su hermano, quien ha sido olvidado por todos.
Decidida a resucitar a su hermano, el único que considera adecuado para sentarse en el trono celestial, Lall le roba su teléfono celular de una secta dirigida por un ex competidor, lo que accidentalmente reinicia la competencia. Ayudada por su compañero de clase Eko Sasaki, Lall no mostrará piedad para prevalecer contra sus enemigos en sus esfuerzos por volver a ver finalmente a su hermano.