
Nacida en una familia amorosa, Femicia parece tener un futuro brillante por delante. Cuando finalmente cumple cinco años, llega el momento de ir a la iglesia para que evalúen sus habilidades. Sin embargo, aunque recibe una habilidad de domadora de monstruos, resulta que Femicia no tiene estrellas para esa habilidad. Para colmo, la sociedad considera presagios de desgracias a quienes tienen cero estrellas; como resultado, Femicia es rechazada por todos, incluida su familia.
Muy pronto, Femicia es expulsada de su aldea y huye constantemente. Temiendo por su vida, decide hacerse pasar por un niño y cambiar su nombre a Ivy. Con el objetivo que le ha dado un adivino de llegar a la capital real, Ivy conoce y domestica con éxito a un limo, iniciando una amistad improbable que puede proporcionarle un medio para conseguir el destino que se merece.