Un día, Hitoyoshi Yokoya se despierta y una misteriosa chica sin nombre vestida de sirvienta toca el timbre de su puerta y le pide ser su sirvienta. Cuando su antiguo maestro la remitió a la familia Yokoya, ella ofrece su experiencia como asesina. Intimidado por sus antecedentes, Hitoyoshi intenta despedirla; pero cuando ella deja algo atrás, él se apresura a devolvérselo y casi lo atropella un camión en el proceso. Con sus rápidos reflejos, la chica lo salva justo a tiempo y Hitoyoshi termina acogiéndola.
Irónicamente, la criada carece de otras habilidades aparte del arte de matar que ha perfeccionado desde la infancia. Sin embargo, Hitoyoshi recibe a la niña con los brazos abiertos, animándola a dejar atrás su pasado monocromático y experimentar una vida normal. Para sellar el trato, Hitoyoshi la llama Yuki, marcando el comienzo de su camino hacia la redención y la felicidad.